Hace ya casi tres años con motivo del cumpleaños de mi mami, decidí regalarle el viaje con el que tanto había estado soñando.  ¡Paris!

Lo cierto es que mi madre nunca pudo viajar tanto como le hubiera gustado, y ha estado siempre bastante limitada en ese aspecto. Así que cuando abrió su regalo, y vio el tarjetón que le había preparado, emulando una tarjeta de embarque con destino Paris, ¡no pudo contener la emoción !

Iba ser el primer viaje solas, madre e hija que haríamos, y estábamos muy emocionadas!!

La planificación del viaje corría toda de mi cuenta, algo que desde luego no me importaba, ya que es tanta mi pasión de hacer viajes como la de organizarlos.  (Yo soy de las que disfruta pensando que ver cada día, que ropa voy a ponerme para estar en este u este otro sitio, que restaurantes a priori parecen un acierto, etc.)

Lo primero que me puse a buscar fue un hotel que estuviera más o menos céntrico. Sabía que tenía que ser mínimo unas tres estrellas ya que en Europa la ratio calidad- precio en el tema hotelero es peor que en España. Al final me decanté por el hotel des Ducs D Anjou, que cumplió sobradamente las expectativas.

Llegada a Paris.

El primer día según llegamos y una vez dejamos las maletas en el hotel, nos dispusimos a recorrer Le Marais. Este barrio se presta a callejear, allí conviven comercios judíos, tiendas de moda, galerías de arte y bares gay. Tras Macizas puertas se esconden magníficos palacios privados de la época de Luis XIV.

Como habíamos llegado a primera hora de la tarde y nuestro viaje discurrió en un mes de febrero, pronto anocheció y nos dirigimos al local que había buscado para cenar. El Breich Café , una crepería que había visto en internet con bastantes buenas críticas.

Lo cierto es que la cena resulto un acierto, estuvimos encantadas en este local, que ahora recuerdo tenía las mesas dispuestas tremendamente juntas unas con otras (algo impensable en la época actual)

Segundo día.

Tras desayunar en el hotel nos dirigimos a La plaza de la Opera Garnier, lugar dónde daba comienzo el free tour que teníamos contratado con la empresa Civitatis (como sabéis ciudad nueva extranjera a la que voy, ciudad en la que contrato uno de estos tours gratuitos, me parece la mejor opción para ubicarse en el destino y después ya ir por tu cuenta a profundizar en las zonas que más te interesan). El recorrido duraba dos horas y media, y recorría puntos tan emblemáticos como el Pont Neuf (que a pesar de su nombre “ el puente nuevo” es el más antiguo de la ciudad), el Louvre ( con su famosa pirámide invertida), los jardines de las tullerías ( con unas vistas preciosas de la torre Eiffel y el Arco del Triunfo) para finalizar en las inmediaciones de Notre Dame ( que triste pensar en que solo un año después un incendio la dejó en parte calcinada).

Una vez que finalizamos el tour nos dispusimos a almorzar en uno de los bares de una calle en las inmediaciones de la afamada catedral.

Tengo que decir, y hago una pausa aquí en el relato del viaje, que los parisinos nos cayeron un poco mal. Son bastante antipáticos, o eso es la percepción que nos dejo al menos este primer viaje a la ciudad. Y lo digo tras varios incidentes acontecidos en el trascurso de estos días y que narraré a continuación.

Cómo os decía nos dispusimos a comer en las inmediaciones de la catedral de estilo gótico cuando por sorpresa recibimos la llamada de mi hermana. ¡¡Resulta que se disponía a venir a París!!  Ni corta ni perezosa se había sacado un billete a ultimísima hora, para unirse en nuestro periplo. ¡Se había puesto celosa de que estuviéramos por ahí las dos solas! Lo cierto es que, en el transcurso de la comida, continuamos mensajeandonos y mandandonos notas de voz con Nuria que ya estaba esperando su vuelo en el aeropuerto, cuando de pronto un comensal de la mesa adyacente a la nuestra nos sugirió que nos callásemos …  Honestamente me pareció fatal. Más que nada por que no acostumbro a hablar alto, es más soy bastante pudorosa y no me gusta la gente que lo hace. Así que, que alguien pudiera sugerir que nosotras estábamos armando barullo en el local, cuando estábamos conversando en un tono completamente normal, me pareció ofensivo.

Al atardecer ya reunidas con mi hermana fuimos a cenar y a descansar al hotel.

Tercer día.

Nuestro tercer día en la ciudad fue quizá el más ambicioso, aún teníamos muchos sitios que visitar así que nos dispusimos a dar zapatilla.

Por la mañana pusimos rumbo al barrio de Montmartre, que quizá fue la zona que a mí mas me gusto de todo Paris. Sus callejones empinados, sus escaleras y sus bonitas casas cubiertas de verde… Y con la Basílica del Sagrado Corazón encaramada en la cima de la Butte. Desde este precioso templo se obtienen unas maravillosas vistas de la ciudad.

Una vez hubimos entrado en la basílica y tomado unas cuantas fotos, continuamos rumbo hasta nuestro siguiente escenario de película; Moulin Rouge.

Después fuimos a buscar el restaurante dónde teníamos previsto comer. Se trataba de la Brasserie Mollard, un local distinguido enfrente el hotel S. Lazare y que nos había recomendado un familiar. París es una ciudad muy cara, ya te sale por un ojo de la cara comer en cualquier franquicia de comida rápida mucho más aún si vas a un local de este tipo. Pero queríamos darnos un homenaje y degustar platos como el pato que allí tiene tanta fama.

Por la tarde fuimos hasta el cementerio de Montparnasse, donde está la tumba del escritor Julio Cortázar. Este cementerio no tiene nada del otro mundo, ni siquiera es que sea especialmente guapo (el que tiene fama es el Cementerio de Pére- Lachaise), pero mi hermana es fan de este autor y no podía marcharse de París sin ir a visitar su tumba. Lo único positivo es que para llegar a este lugar atravesamos una gran avenida con muchas tiendas donde pude feriar alguna que otra cosa interesante.

Ya para finalizar el día fuimos al centro Pompidou de Paris, un museo de arte moderno , dividido en seis plantas. En la cuarta y la quinta planta tienen exposiciones permanentes. En la ultima planta tienen una enorme cafetería dónde merece la pena parar a tomar algo por las impresionantes vistas que deja a la torre Eiffel.

Cuarto día.

Torre Eiffel- Champ- de-Mars y Trocadero.

Era nuestro último día completo en la ciudad del amor y aún no habíamos ido al emplazamiento más mítico y conocido, La Torre Eiffel. Decidimos ir primeramente en metro hasta la plaza de Trocadero, ya que como es sabido es dónde se toman las mejores fotografías y con una mejor perspectiva de la torre. Una vez realizadas las instantáneas de rigor descendimos por los Jardines de Trocadero, que son de gran belleza y poco a poco llegamos a alcanzar la Torre. Lo cierto es que optamos por no subir, así que si retorno a la ciudad tengo pendiente ver las vistas desde el monumento.

A la tarde decidimos ir a las galerías Lafayette y pasar allí unas horas de compras. Además, si subes a la última planta, tiene una azotea desde la que se obtienen también unas bonitas vistas.

Y ya por la noche, nuestra última cena en Paris, habíamos escogido un local especialista en mejillones al vapor, el León de Bruxelles, pero aquí viene el segundo incidente por el cual yo opino que los parisinos son bastante groseros ( o al menos coincidió así, no quiero ofender a nadie ). Una vez que localizamos el restaurante, deje a mi hermana y a mi madre guardando la cola para coger mesa, en lo que yo me acercaba un momento al hotel a dejar unas bolsas. No sé cuanto tiempo pude demorarme en todo este proceso, pongamos unos veinte minutos en ir y volver a lo máximo … Cuál sería mi asombro cuando de camino de retorno al restaurante me telefonea mi madre diciendo que les han quitado la mesa. Poco más o menos las habían echado. ¿el motivo? Al no estar la mesa completa (es decir, todos los comensales) no les dejaban ir pidiendo la comanda, y tampoco les dejaban esperar en la mesa a que yo llegara por que había mucha gente fuera esperando a la cola para entrar… Sólo os diré que mi madre llamó imbécil al camarero 😂😂😂

Último día.

Nuestro último día durante la mañana aprovechamos para visitar el arco del triunfo antes de ir al aeropuerto y coger nuestro vuelo de retorno.

Y hasta aquí mi experiencia parisina, espero que os haya gustado el relato. ¿y a vosotros,  que os parece esta ciudad y sus habitantes?¿ Me hacéis alguna recomendación para la siguiente vez que me escape a esta ciudad? Os leo en vuestros comentarios.